El Shamán

Parece ser que del tiempo en el que él era un niño, el shamán, aprendió sobre las propiedades de las plantas tropicales, la medicina natural, y los diferentes doctorados de anatomía humana femenina. Pero eso no era bastante. Él quiso ser tan poderoso como sus antepasados. Un día se marchó a un lugar muy lejano; tomó con él, como era su costumbre, su mochila y su botella de agua.
En una noche muy clara despertó de repente porque oyó un sonido que era como el de un trueno, parecía venir de un barranco. Así que él se levantó, preguntándose, "¿Qué podría ser?" Él no tuvo miedo y fue a averiguar lo que había pasado. Caminó a la cabeza del barranco y oyó dos árboles "sonando"; y él vio: dos boas enormes, cada una se enrolló en un árbol, luchando "con sus dientes y con sus cabezas". Así, él descubrió que el ruido había venido de la lucha. Él supo que para volverse un verdadero shamán, él tenía que estar cara a cara con algo terrible, como un jaguar, o una boa, o un águila. El momento había llegado; él tenía que acercarse a la boa sin miedo y tocarla. Ésta es una temerosa "prueba" del shamán. Tocándola, él demostraría que tenía el valor y la voluntad necesaria para ser un shamán. Serenamente El Shamán se acercó y tocó una de las boas, que de repente lo miraba para luego levantar su cabeza como si estuviera a punto de vomitar. El shamán comprendió que algo estaba a punto de pasar, que su sueño estaba a punto de hacerse la realidad... Y, en efecto la boa escupió fuera una piedra de cristal azul cubierta en saliva. El shamán tomó la piedra y la tragó. Entonces todo se puso pacífico de repente. La adquisición de esa piedra era un evento importante en la vida de El shamán. Él supo que tenía que guardarlo para siempre dentro de si, porque con ese cristal azul las boas estaban dándole muchos "espíritus auxiliadores", los seres que él podría llamar por medio de cantos y bailes del shamán, que obedecerían y lo ayudarían en sus sesiones.
El shamán regresó a su refugio que él había hecho para pasar la noche, tomó un pedazo de pan, y durmió. En sus sueños él vio las boas que eran de hecho dos shamanes poderosos que le dijeron de nuevo, "Tú tendrás nuestro poder y nadie podrá sacártelo; estarás protegido a diestra y siniestra y mientras tú vivas las personas que te conozcan te respetaran tanto como a las grandes anacondas de los ríos del bosque. Pero al igual que nosotros deberás luchar siempre por lo que crees correcto." Este fue el momento que abandono el iniciado para pasar a ser El Shamán del Oeste.

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