Aquella inocente chica, jugaba descubriendo un nuevo tipo de unión, de contacto. Mediante el juego rompieron el miedo de descubrirse ellos mismos. Acompañados de imaginación y con falta de experiencia.
Con un poco más de camino recorrido, se volvieron a encontrar en una encrucijada, en esas encrucijadas a los que uno no puede regresar. Decidieron y continuaron lo que habían comenzado unos años antes. Llegando a un lugar nuevo, con tropezones y metidas de pata, pero ensimismados ambos en un placer y goce que antes no habían experimentado.
Ciertas decisiones la llevaron a alejarse de él. A su regreso, él la esperaba. Verlo en la salida de pasajeros la sorprendió. Aturdida, por las horas de vuelo, quizás, no se percató de su acción desinteresada. No tenía él ningún compromiso de tener que hacerlo, aún así, él la esperaba. Fue de lo más lindo que hizo por ella.
Unos meses después ella tuvo una niña, que es mucho mas inquieta de lo que es su madre, con mucha vitalidad, pero que definitivamente tiene sus rasgos. De él no se supo mas nada. Al parecer consiguió trabajo en Europa. Ella asumió increíblemente su maternidad, pero sigue manteniendo su inocencia y tranquilidad igual que cuando la conoció.
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